Algo que ha ido cambiando y evolucionado con el tiempo, son las expectativas de los consumidores a la hora de acceder a un espacio de consumo; ya sea una tienda de barrio, un centro comercial o un restaurante. Diversos estudios demuestran que los ciudadanos esperan mucho más de estos espacios, que simples escaparates de productos, pasillos llenos de material o cartas con menús y platos atractivos. El marketing sensorial ha llegado para quedarse, y ha calado muy hondo en los hábitos consumistas de la población, que ya no se conforma con campañas al uso, o tiendas que sólo ofrecen su género, sin preocuparse por estimular a su clientela y captar su atención de una forma más elaborada y diferente. En definitiva, los consumidores quieren experiencias y buscan que esas experiencias sean completas y complejas. Quieren que capten su atención de una forma cuidada y prácticamente personal.
Lo cierto es que estas experiencias, si han sido realmente estudiadas y han resultado ser inmersivas, causan un efecto directo en el consumidor, consiguiendo no sólo que se hagan con uno u otro producto, sino además crear fidelidad y un interés aún mayor en sus productos.
Hoy día, todo suma para conseguir captar la atención del consumidor y marca realmente la diferencia entre aquellos que no cuidan estos detalles. Cuidar los elementos del entorno es tan importante como cuidar el producto. Luz, posición, muebles, colores, sonidos… todo suma para conseguirlo.
Todos esos elementos de una forma coordinada y estudiada, tienen un impacto directo en el consumo. Según un estudio, si se añaden sonidos de la naturaleza en una sección de frutería de un supermercado, las ventas crecen un 20%. Si además de sonidos, la decoración, temperatura y demás elementos, van en consonancia, la inmersión y esa experiencia multisensorial, consigue que el consumidor conecte con la idea que se quiere transmitir y consuma más.
Pasemos ahora a los restaurantes, donde la música adquiere una importancia casi vital para estos negocios. Esta experiencia multisensorial, pasa a un segundo plano, ya que conviene centrarse más, siempre según este estudio de la universidad de South Florida, en estimular el gusto y el oído de forma más exclusiva. Según este mismo estudio, decidirse por un tipo de música u otro, afecta directamente en el ánimo de los comensales, induciéndoles a consumir un tipo u otro de alimento. Escuchar una música suave mientras leemos la carta, hace que nos sintamos más calmados y elijamos alimentos más sanos. Si la música es sueva, posiblemente terminemos consumiendo ensaladas o platos poco grasientos y pesados. Si subimos el ritmo de la música, las patatas y hamburguesas serán los platos estrella.
Un campo interesantísimo este del marketing multisensorial, que se nos plantea gracias a estos estudios y que en Motiva tenemos muy en cuenta a la hora de confeccionar nuestros canales musicales, dependiendo del tipo de tienda, restaurante, o efecto que deseamos conseguir en el consumidor.
- ¡Larga vida al rock! - 12 julio, 2023
- Tu mejor melodía se llama personalización - 15 marzo, 2023
- Día Internacional del Flamenco - 15 noviembre, 2022