La música de fondo en el punto de venta ha sido utilizada tradicionalmente de una forma mayoritariamente pasiva, como un sonido de fondo que afecta a nuestra decisión de compra casi sin darnos cuenta. Desde que se empezó a usar en los ascensores de los rascacielos de Nueva York con la finalidad de calmar los nervios de sus usuarios, el papel del hilo musical ha ido evolucionando y, hoy en día, su papel dentro de la experiencia de cliente ha ido tomando protagonismo y su importancia es ya indiscutible.
Tanto es así que muchos negocios le están dando un papel más activo en el entorno retail y ello pasa por la estricta definición de estilos de música más concretos y personalizados para el target específico al cual se dirigen los productos/servicios de una marca. Ya no es tanto basarse en patrones generales como por ejemplo, música tranquila para relajar sino la elección de unos contenidos musicales que además de simplemente relajar, el cliente viva otras emociones con ellos que aumenten su vínculo con la marca.
La música pues, se hace cada vez más audible. Cada vez se reproduce a un volumen más alto y toma mayor protagonismo a medida que la experiencia de cliente se vuelve el centro de la cultura retail. Y, ante esta necesidad, las marcas deben actuar. El objetivo en primer lugar es definir una arquitectura del sonido formada por unos cimientos, una columna vertebral musical y, a partir de ella, la definición de unos contenidos específicos para las tipologías de clientes existentes en el público objetivo y divididos por franjas horarias.
La selección de la música es crucial. Hacer que suene música que no gusta al público que se pretende atraer puede resultar tan negativo como utilizar colores inadecuados, una luz demasiado fría e intensa o demasiado tenue, un olor atufado o una temperatura demasiado alta o demasiado baja.
La importancia de la música que suena en un establecimiento radica en la influencia que ejerce en la conducta del consumidor. Una ambientación musical adecuada hace que este que alargue su estancia en una tienda y que compre más, y una que no lo es hace que compre menos porque la abandonará antes de haber tomado su decisión de compra.
A partir de ahí, las marcas juegan con ello y escogen una música por ejemplo electrónica para provocar una cierta hipnosis que fomenta la compra impulsiva. Esto es habitual en tiendas de ropa low cost.
En Grupo Motiva somos conscientes de esta evolución que ha vivido el hilo musical en los negocios y de que un aspecto fundamental para lograr responder a esta realidad pasa por un estudio minucioso del cliente objetivo. ¡Contáctanos y analizamos el adn de tu cliente te ponemos una demo gratuita durante un mes!
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