La música es una herramienta muy poderosa en el punto de venta. Transmite ritmo, genera pausas, rellena tiempos muertos y evoca sentimientos y recuerdos. La música es capaz de alegrarnos o entristecernos, excitarnos o relajarnos y, por tanto, capaz de provocar nuestro deseo de entrar en una tienda o negocio o de huir de él.
Por ello, la música debe emocionar al cliente y en el capítulo de hoy vamos a bordar la particularidad del sonido relacionada con la generación de emociones para que conozcas cómo puede ello puede influir en el comportamiento de tus clientes:
Generadora de emociones: Sobre la emoción en la música se ha escrito mucho y se han realizado estudios que claramente demuestran una relación, pero se ha explicado poco, tanto desde la teoría musical como desde la experimentación. Lo que parece estar claro es que sin emoción no existiría la música.
La emoción se experimenta desde el autor de la obra al componerla, el editor al plasmarla en un soporte o plataforma hasta el oyente al escucharla, con independencia del contexto en que lo hace. Con ella el oyente (o escuchante) va a sentir alegría, tristeza, nostalgia, miedo, etc. Pero vaya por delante que los patrones acústicos específicos que influyen en nuestros estados emocionales no son una capacidad exclusiva ni de la música ni tampoco de los mismos seres humanos.
Desde Darwin sabemos que los sonidos que emiten los animales producen determinadas emociones; el cascabel de una serpiente produce miedo o aversión; los monos verdes son capaces de emitir un sonido de alerta ante la presencia de depredadores como serpientes o leopardos e incluso se ha descubierto recientemente que han desarrollado un sonido que alerta de la presencia de drones.
Por otro lado, el ladrido de nuestro perro al llegar a casa produce alegría y excitación. Emoción y recuerdo, por tanto, no son independientes. Me gusta una canción porque me emociono con ella al recordarme episodios felices de la vida y viceversa.
En cuanto a la música, algunos experimentos indican que las reacciones emocionales a la música que escuchamos son bastante generalizadas. Por ejemplo, las obras en tono mayor con tempo rápido tienden a generar emociones de alegría, actividad, sorpresa, enfado o temor. Por el contrario, las obras en tono menor y tempo lento generan emociones de tristeza, aburrimiento o melancolía. Esto ocurre en la teoría musical occidental, pero podría no ser exportable a otras culturas lo cual se debe tener muy en cuenta.
En esta investigación se exploró la capacidad humana para memorizar una melodía a través del estudio del cerebro de ocho amantes de la música. Los músicos, con al menos doce años de estudios, debían escuchar diversas melodías y analizarlas.
Gracias a la neuroimagen funcional, la cual señala qué parte del cerebro reacciona a un estímulo específico, los investigadores descubrieron que la capacidad de reconocer la música está situada en la misma región del cerebro responsable de la respuesta o control de las emociones.
El hecho de que el cerebro de cada uno de los músicos reaccionara de forma ligeramente diferente al de los demás explica por qué una misma melodía puede suscitar emociones diferentes según el individuo que la escucha y el momento en que lo hace. Este experimento es una de tantas pruebas empíricas que demuestran la importancia de la música a la hora de influir en el comportamiento humano y, en el ámbito que nos ocupa, del comportamiento de consumo.
A partir de aquí, podríamos analizar cómo cada género musical afecta al consumidor y cómo ello se ve afectado por la cultura en la que este se encuentra y en sus características personales. Y esta forma tan particular de percibirla es lo que hace el ámbito del audiomarketing o al marketing musical tan complicados y, a la vez, tan apasionantes. Porque aunque se han logrado establecer conclusiones generalizadas como la comentada anteriormente con los tonos mayor y menor de una melodía, cada persona es única a la hora de sentir la música una misma melodía puede generar sentimientos muy dispares a los que la escuchan.
Pese a ello, también se han logrado establecer generalidades en torno a algunos estilos musicales y es algo que en Motiva tenemos muy presente a la hora de recomendarlos a clientes. Por ejemplo, la música clásica en general transmite calma y sosiego, el jazz elegancia y sofisticación o el rock energía y positivismo.
En Grupo Motiva sabemos que la música es emoción. Nos sentimos afortunados a diario de sentirla y de que nuestro trabajo consista en ayudarte a emocionar a tus clientes. ¡Contáctanos y te explicaremos cómo lograrlo de forma efectiva!
- Amabilidad sensorial - 13 noviembre, 2024
- El mejor cóctel musical para tu sector - 6 noviembre, 2024
- La música más terrorífica para tu negocio - 31 octubre, 2024