La música es una herramienta muy poderosa en el punto de venta. Transmite ritmo, genera pausas, rellena tiempos muertos y evoca sentimientos y recuerdos. La música es capaz de alegrarnos o entristecernos, excitarnos o relajarnos y, por tanto, capaz de provocar nuestro deseo de entrar en una tienda o negocio o de huir de él.
Hoy hablamos de la sensación de pertenencia que provoca un sonido o una música y cómo esta parte del marketing sensorial activa un proceso de identificación entre los miembros de un grupo social.
En el capítulo anterior de sinestesia ya vimos el concepto de sinestesia asociado al sonido inconfundible producido por un vehículo como es una Harley Davidson. Pues, ¿Sabías que junto a Disney y Nintendo, Harley Davidson es la marca más tatuada del planeta? El concepto de tatuar tu «Love mark» o simplemente llevarla como una pegatina sobre tu coche representa este sentimiento.
En el mundo de la telefonía móvil, el sonido característico de marcas como Nokia o más recientemente Apple, eran más que un aviso de llamada, suponían mostrar el mundo qué marca se poseía. Era la sensación de pertenencia. Y el sonido ayuda sin duda a incrementarlo tal y como hemos ejemplificado anteriormente.
La sensación de pertenencia está asociada a conceptos como unir y lograr compartir identidades entre los miembros de un grupo social. El psicólogo Henry Tajfel redactó en los años 70 su teoría de la identidad social en la que afirmaba que los miembros de un grupo refuerzan su favoritismo por dicho grupo solo por pertenecer a él. Anteriormente en los años 60, otro psicólogo llamado Muzafer Sherif, elaboró una teoría llamada «realista» en la que afirmaba que este favoritismo únicamente se podía dar cuando existía una situación de competencia entre dichos grupos.
Ciertos elementos auditivos provocan una activación entre los oyentes y un sentimiento de identidad común. Un claro ejemplo de ello serían los himnos nacionales. Haz la prueba de buscar en youtube himno de los EEUU y verás que la plataforma estará cargada de videos en los que aparece un público entregado a cada palabra que lo compone. Ya no es solo que esos lazos se refuercen gracias al sonido del himno y al acto de cantarlo junto al resto de miembros del grupo sino que, en nuestra opinión, la situación de competitividad con el himno del equipo contrario refuerza ese sentimiento de identidad compartida.
Llevado al terreno del consumo podría suceder algo parecido. Y es que no solo se reforzaría la preferencia por una marca por el escuchar un jingle que la representa sino también por la existencia de otras marcas competidoras que no nos generan ese mismo sentimiento de pertenencia.
El funcionamiento psicológico del sentimiento de pertenencia activado por el sonido o la música es el siguiente: al escuchar un himno asociado al inicio de un acontecimiento deportivo, estos se asocian y cada vez que escuchas el himno, este te recuerda de forma casi inconsciente a esos acontecimientos, al momento en que los consumes. Exactamente sucede lo mismo con un jingle de marca en un consumidor. El jingle de Mercadona suena cuando consumimos sus productos en sus establecimientos. Así pues, si la experiencia con ellos ha sido satisfactoria, cuando como consumidores escuchemos ese jingle en otro contexto (televisión, radio, etc), este nos recordará esos momentos positivos y se activará la sensación de pertenencia.
En Grupo Motiva somos conscientes de esa estrecha relación entre el sonido y la música y la sensación de pertenencia que evoca en el consumidor de una marca. Es por ello que estudiamos a fondo el adn musical de tu cliente y los valores de tu marca y con toda esa información te implementamos el hilo musical que más identificación va a generar.
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