Si por algo pasará a la historia la década de los 70 del siglo pasado, es precisamente por la diversidad de ritmos y estilos que proporcionó a la historia de la música: rock progresivo, punk y el estilo que nos ocupa hoy, la música disco.
En esos tiempos la juventud comenzaba a diversificar sus gustos, que generalmente iban (y van) unidos a la manera de entender su ocio y esparcimiento nocturno. Las discotecas empiezan a vivir su momento de oro después del boom cultural que supuso Studio 54 en la Gran Manzana de Nueva York, donde el eclecticismo musical era la tónica dominante. Pero estas discotecas empezaban a requerir su sonido propio.
La música disco, heredera directa del R&B y el funk, tiene además un componente pop muy marcado en su estructura repetitiva que da origen a canciones directas, con ritmos propicios para el baile y a la creación de coreografías simples. Cierra los ojos e imagina a Travolta en la película «Fiebre del sábado noche». Ese es el espíritu de la música disco.
Barry White y su «Love’s Theme» fue número uno a comienzos de 1974, convirtiéndose así en el primer éxito del género. Gloria Gaynor hizo lo propio con una versión de los Jackson 5, el archifamoso «Never Can Say Goodbye». Donna Summer se corona como reina absoluta del disco con temas como «Love to love you baby».
Pero no fue hasta la llegada de los Bee Gees que la música disco no obtuvo su total reconocimiento. El grupo, que se había dedicado a interpretar baladas una década antes y que ya se encontraba en decadencia artística, encontró en el disco una forma de resucitar… ¡y de qué manera!
El éxito masivo de este estilo tiene su explosión en 1975. Las discográficos ven el filón que esto supone, y artistas hasta entonces enmarcados en otros géneros musicales comienzan a publicar canciones disco con mayor o menor gloria, la mayoría de las veces alentados por sus discográficas. Grupos del mundo del rock como Kiss, pasaron del underground al éxito masivo gracias a «I was made for loving you». Blondie salía de los suburbios neoyorkinos y sus actuaciones para 50 personas en el CBGB, para llenar las pistas de baile con su Heart of glass.
El boom se mantuvo hasta mediados de los 80, gracias sobre todo al éxito de la música realizada con sintetizadores y el despertar del synth pop, hasta caer en declive.
Ya en la década de los 90, la nostalgia por tiempos pasados y el vaivén cíclico de los diversos movimientos culturales, la música disco se puso de moda de nuevo en las listas de ventas. Jamiroquai a Spice Girls son claros ejemplos de ello.
Y justo cuando parecía que lo latino, el reggaetón y el trap dominaban el mercado discográfico, artistas de nueva generación como Dua Lipa, realizan un claro y efectivo homenaje al disco y a la imagen asociada a este estilo en los 80.
La música disco nos resulta agradable, nos pone nostálgicos o nos lleva a décadas que quizá no vivimos, pero que nos resultan atractivas. Por ello, en Grupo Motiva le dedicamos un canal genérico que encontrarás en nuestro catálogo de canales con los éxitos más bailados de los 70 y 80.
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